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Sobre Mi

Mi Historia

Me fui de Inglaterra cuando tenía 25 años. No tenía un plan, pero sabía que necesitaba moverme. Quería experimentar la vida fuera del sistema en el que había crecido: explorar, trabajar, aprender… y tal vez entender un poco más del mundo.

 

Me mudé a Australia. Viajé por Asia. Tomé una cámara y empecé a documentar los lugares y las personas que encontraba — no solo como recuerdos, sino como una forma de darle sentido a lo que veía. Ahí fue cuando me enamoré del cine y la fotografía. No a través de una escuela, sino por pura obsesión: días largos editando, probando equipos, cometiendo errores y aprendiendo.

 

Luego me mudé a Montreal y lancé mi primer negocio de producción de video. Más tarde, en Barcelona, conté historias de amor a lo largo de la Costa Brava y trabajé con marcas y agencias. En el camino me convertí en buzo, instructor de esquí, hice trabajos freelance y pequeños proyectos de televisión… dejándome guiar por la curiosidad hacia nuevos rincones del mundo.

 

Con el tiempo, sentí un llamado más profundo: hacia proyectos con más significado que solo lo visual. Me sentí atraído por historias que amplificaran voces poco representadas. Con un creciente interés en las perspectivas indígenas y la preservación cultural, partí hacia Ecuador.

 

Allí comencé a documentar la resistencia indígena en el Amazonas y los Andes. Filmé personas, fauna, creencias, fragmentos de mundos que nunca había visto. Esas historias me abrieron por dentro. Me mostraron cuántas realidades paralelas existen, cuánto hay por proteger y cómo el arte de contar historias puede tender puentes entre mundos.

 

Seguí por Colombia, trabajando con comunidades indígenas en la Sierra Nevada y los páramos del sur. Enseñé fotografía en escuelas. Hice trabajos freelance — para marcas de motos, ONGs, periodismo. Un proyecto documental más grande se cayó, y fue justo entonces que me ofrecieron un intercambio de habilidades que me llevó a Bocas del Toro, Panamá. Vine a aprender a navegar.

 

Bocas no era parte del plan. Pero algo de este lugar se quedó conmigo. Tuve la silenciosa sensación de que podría ser mi terreno creativo. Me dio una extraña mezcla de paz y hogar. Algo me dijo que debía quedarme. Y me quedé.

 

Empecé creando contenido para negocios locales, y rápidamente noté algo más profundo. La foto y el video por sí solos no bastaban. Muchos negocios no sabían aún quiénes eran, qué representaban o cómo querían comunicarlo. Sin claridad de mensaje, las imágenes carecían de profundidad. Fue entonces cuando comencé a ofrecer dirección creativa: ayudando a mis clientes a definir no solo cómo se ven, sino cómo se expresan.

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